Campana: arte, cultura y… Techint

La producción artística, la creatividad, no se mantienen al margen de la sociedad, son una expresión particular de ella. Así, años de retrocesos de los trabajadores y avances del capital, dieron lugar a un nivel extraordinario de injerencia de las empresas en la vida artística y cultural. Es así que en Campana no resulta sorprendente que falten propuestas artísticas independientes, porque Techint y otras empresas están metidas en cada rincón de la vida de la ciudad: en el trabajo, en la educación y en nuestra vida cultural.

Nos ofrecen hermosos festivales de jazz, lindas plazas públicas, fiesta del automóvil, del chocolate, recitales, organizan el día de la primavera, talleres municipales, etc., todo financiado con las ganancias que les deja la explotación de los trabajadores. Techint y todas las empresas capitalistas, buscan imponernos día a día que cultura debemos consumir. No quieren una juventud creativa, sino jóvenes sumisos, acostumbrados desde su vida social y cultural, al mismo gris monótono que les espera en las fábricas.

Quienes impulsamos «La Comuna», luchamos por que los trabajadores y los jóvenes tengamos una vida cultural que no sea funcional a las empresas ni a las autoridades. Contra un arte y una cultura mercantilizados, queremos abrir las puertas de nuestro Centro Cultural a todas y todos aquellos que quieren un arte amplio, diverso, fiel a sí mismo, que quieren expresarse libremente.

Para ello, desde «La Comuna» hacemos nuestras aquellas palabras de León Trotsky cuando afirmaba que «…el arte, como la ciencia, no sólo no buscan dirección ni necesitan órdenes, sino que por su propia esencia, no las tolera. La creación artística obedece a leyes propias, aún cuando se pone conscientemente al servicio de un movimiento social. El arte revolucionario, al igual que toda actividad verdaderamente creadora, auténtica, es incompatible con la mentira, la hipocresía y el espíritu de adaptación. El arte puede ser un gran aliado de la revolución en la medida en que sea fiel a sí mismo. Los poetas, los artistas, los escultores, los músicos encontrarán por sí mismos sus propias vías y sus propios métodos, si el movimiento emancipador de las clases y de los pueblos oprimidos disipa las nubes del escepticismo y del pesimismo, que hoy ensombrecen el horizonte de la humanidad» (Literatura y Revolución, 1938).

En este mismo espíritu «La Comuna» abre sus humildes puertas a todas las expresiones artísticas y creadoras que comparten la idea de que es posible un arte que no esté subordinado a los intereses de los explotadores, con la firme convicción, como diría Carpani, de que «el arte sea un insustituible arma de combate».